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18. Venezolana, escritora por pasión.

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18 septiembre, 2012

Mentir, inventar, tramar (Quien eres? Parte III)

Muy confundía les pido a mis padres tiempo para darme una ducha y explicarles todo bien; realmente lo necesitaba para entender que ocurrió exactamente. Mi madre se rehúsa y con un tono severo me exige la explicación de mi estado inmediatamente, mi padre mucho mas tranquilo (El siempre tiende a conservar la calma que a mi madre usualmente le falta en cualquier circunstancia rara, sospechosa o de emergencia) e intentando que mi madre se despreocupe un poco me observa la herida y ambos notamos que no era tan grave, le proyecta una mirada tranquilizante  a mi madre y me dice: -Christine ve báñate y no te tardes mucho luego bajas para hablar de lo ocurrido, no olvides que este desastre lo limpiaras tu-.
-Ok papa esta bien no me queda de otra, bajo en un momento- le respondí con las voz mas sumisa que tengo.
Mi madre observa  la lodosa cama y mi papa abrazándola la arrastra por así decirlo hacia fuera de mi cuarto.
Intente parecer calmada ante mis padres pero, con ellos fuera de mi cuarto no hago mas que pensar en que decirles; seria una locura contarles la verdad y, peor aun inventarles una mentira, aunque en el primer caso no me creerían tanto como en el segundo, decirles que al parecer estuve en un bosque cuya descripción era tan diferente a los de por aquí teniendo en cuenta que donde yo vivo no hay grandes ni ostentosos bosques como el que presencie. Tampoco sabia si realmente lo viví, todo era tan confuso.
Al pensarlo  mejor lo que me ocurrió hoy si fue real tengo las pruebas suficientes para creerlo, mi herida y el desastroso estado de mi cuarto hablan por si mismos, serán  la misma evidencia de la cual mis padres harán conmigo un interrogatorio tal cual yo fuera un asesino en serie que descuido ciertos detalles de su plan y tendrá que hacer de la suyas para no ser completamente atrapado.
La salida mas fácil parece ser la mentira aunque no adoro hacerlo se perfectamente que es muy necesaria en alguna emergencia donde se tiene que escapar de mas problemas, entonces surgen dos incógnitas ¿Qué les invento? y ¿Cómo podría crear una breve historia en donde el final sea llena de lodo dormida en mi cama? Al ver mi reloj de pared ya han pasado 20 minutos y yo aun balbuceando acerca de que hacer, entro al baño y me propongo a pensarlo mientras me ducho, para algo tenia que ser buena mi actitud dramática como siempre la caracterizan mis amigos.
Ya con la pijama puesta y un adorable olor a lavanda de mi perfume de baño, bajo al comedor donde como era de esperarse mis padres estaban sentados a mi espera con mucho sigilo.
-Explícanos que paso Christine, por favor di la verdad- exclamo mi padre un poco molesto.
-Hija, ¿Qué paso? ¿Acaso alguien te hizo algo malo? Estamos preocupados- mi madre entono esa frase tal cual yo fuera una niña de 10 años.
 Me senté en el medio de ambos y empecé a explicarle lo que era una historia corta pero detallada.
 -Bueno quédense tranquilos no fue algo que alguien me hizo, de hecho realmente me lo hice yo misma, en realidad fui al patio en plena lluvia porque me había parecido ver un pequeño gato en un rincón y al intentar socorrerlo era mucho mas grande de lo que pude alcanzar a ver minutos antes; apunto de sacarlo me di cuenta de que estaba atascado en un pequeño hueco de la reja y al verme se asusto mas, lo empuje hacia afuera para no lastimarlo. Logre que el gato saliera y se fue corriendo todo asustado, en la emoción del pequeño rescate no sabia que me había lastimado la muñeca con una parte oxidada de la reja que estaba hacia adentro, si note que ese pedazo estaba sobresaliente pero con la rapidez de todo no imagine que me lastimara tanto y me sentía demasiado exhausta que ni note que fui directo a mi cuarto si no cuando me levantaron ustedes, de verdad lo siento por todo el desastre que cause ya lo voy a limpiar, nada de esto fue mi intención-Termine el relato mas eficiente y repentino que hasta ese momento había creado, con la mirada mas sincera posible.
Se miraron y suspiraron tan calmados creyéndose absolutamente todo mi gran teatro y yo apunto de perder la cordura al no creerlo, me creyeron.
-Querida la herida no se ve tan mal bajare el botiquín y te ayudare a vendártela, quiero que sepas que estábamos asustados en este vecindario nada malo pasa y es extraño que algo así te sucediera a ti, pero ese amor que le tienes a los animales se ha ido mas allá, ves como con una tontería todo puede empeorar?- dijo mi madre intentando consolarme y sujetándome las manos.
Saque una sonrisa falsa y necesaria, mi madre subió dejándome con mi padre. Lo único que hizo mi padre fue darme un beso en la frente mientras me abrazaba, ese abrazo fue el mas confortable para mi, se me escaparon algunas lagrimas y me pregunto que me ocurría.
-Nada papá, solo que me meto en problemas tan fácilmente y sin notarlo- en sollozas palabras respondí. 
-Pero quédate tranquila hija, esas cosas nos pasan a todos no le pongas mucha atención a las palabras de tu madre, ella estaba realmente asustada y por eso te lo dijo; no creo que por ayudar a un gatito el problema sea gigantesco y si lo dices por la herida ya sanara-.
Ojala supiera de lo que realmente yo estaba hablando y me pudiera ayudar mi padre es el mejor consejero de todos pero, si hablamos de juzgar el lo hacia muy fácilmente y no quiero que me diga loca con lo anterior pasado, lo primero que me diría es que estúpido seria terminar en un bosque luego de correr algunos metros si en este vecindario lo que sobra es asfalto y el bosque mas cercano queda a kilómetros, escuche a mi madre bajar las escaleras me controle y guarde las lagrimas para después.
-¿Por qué lloras hija?- agrego luego de verme.
-Es que me duele la herida, aunque ya no sangra supongo que se infecto un poco.- le respondí mirando a mi padre.
-Aplícale el desinfectante y luego véndala Gabriela, es tarde y mañana hay que levantarse temprano- le dijo mi padre a su querida esposa.
Acto seguido mi madre me aplico el desinfectante y ahogue un grito de dolor, no se porque tiene que doler tanto desinfectar una herida ¡por dios!; me vendó y mas calmada con un beso hacia ambos me despedí, estaba cansada y aun tenia que arreglar el desastre de cuarto que en estos momentos me esperaba.
 Lodo, ropa sucia, la taza de café en el piso, y toda la cama húmeda era lo que tenia, empiezo con el arduo trabajo y me tarde demasiado en dejarlo tan perfecto como estaba antes, lavar la ropa, el cubrecama, limpiar el cuarto y todas esas cosas que usualmente se hacen cuando el cuarto esta polvoroso y no lleno de lodo. Pasaban las diez de la noche y el cuarto lucia como antes pacifico y calmado, tal cual un refugio de mis sueños y pensamientos; al ver mi escritorio tengo los cuadernos igual como los deje el día anterior y recordé que aun me faltaban deberes que hacer para la universidad, pero no he podido recolectar la energía suficiente para darme la tarea de hacerlos.
Me acuesto en mi cama y apago la luz, realizo la oración de la noche y por primera vez en mucho tiempo el cansancio me gano lo suficiente para dormirme al instante y no permanecer unos minutos divagando con mis pensamientos.
Me despierto muy temprano en una mañana muy fría de un aburrido lunes, reviso el reloj y aun quedan veinte minutos para que la alarma suene y me dispuse a arreglarme, ya que si me quedaba un rato mas en la cama temía que me quedara dormida; dormí como un oso en hibernación, sin interrupciones y esta vez no recuerdo sueño alguno lo que de cierta manera me alivio, no estoy delirando tan a menudo al menos. 
Preparo mis cosas para la universidad y llamo a mi mejor amiga y acompañante de camino a ella para saber si esta lista, según ella le faltan 5 minutos pero solo yo se lo que significan 5 minutos en su idioma personal, recojo mis cosas y en la cocina me tomo una buena taza de café bien cargado.
Voy lentamente camino a la casa de Natalie para darle tiempo ya que era temprano, contemplo la hermosa arquitectura de cada casa que voy pasando y pienso en la ultima vez que lo hice fue hace semanas, últimamente he ido muy apurada.
 Cada casa es similar a la otra pero de cierta manera tienen un toque personal que permite diferenciarlas, es un vecindario de personas poderosas en materia monetaria, solo los mas adinerados podrían cambiar completamente la estructura de su casa a placer propio y los que lo son y no las cambiaron simplemente piensan que no hace falta gastar una gran suma de dinero para cambiar la arquitectura hermosa que básicamente cada casa posee, mi opinión concuerda mejor con el segundo argumento, aunque la de mi padre es básicamente el primer argumento, por ende mi casa es totalmente diferente mi padre es una persona adinerada y la mayoría de las veces en vez de agradarme, me molesta.
Faltando un par de cuadras para llegar reparo en un casa que no había notado antes, la madera era de un marrón notablemente mas oscuro que las demás casas y tenia un jardín hermosamente exquisito adelante alejando por mucho la entrada de la misma, en mi opinión la casa tenia un cierto aire misterioso y fantasmal, la perilla de la puerta parecía oro brillaba casi como el sol y las ventanas poseían un cierto ahumado en los vidrios, que casa tan extraña y asombrosamente hermosa.
Me he tropezado con alguien al tener un par de minutos viendo la casa como un perro velando comida.
-Disculpe, que torpe he sido no fue mi intención esta bien?- le dije y enseguida detallo un sweater con una capucha inmensa que le tapa la cara casi por completo.
-No hay problema, los accidentes ocurren quizás si haya sido mi intención como quizás no, eso no se puede saber porque fue un accidente no?- Me dijo en una voz sombría.
-Que quiere decir con eso señor?- le dije con tono de confusión.
-Exactamente lo que quieras interpretar querida, todo lo dejo a tu imaginación siento que es muy amplia y no me digas señor que ni siquiera sabes mi edad, o le dices señor a cualquiera que ves a la calle solo por respeto? Dudo que en ti el respecto sea tan amplio, pareces mas rebelde que cordial- una notable sonrisa se asomaba en sus labios.
-Quizás no sea respetuosa como lo dices, pero al menos lo intento con mas éxito que tu, si tu intención era molestarme no lo lograste, en esta conversación hay dos irrespetuosos lo puedo aclarar, pero a miles de kilómetros se nota cual es el que menos respeto posee en sus principios y querido esta servidora no lo es- en un tono retador exclame.
-De que vale evaluar el coeficiente de respeto un poco mas un poco menos los dos lo somos, me he divertido a montón con esta conversación sin dudas eres una persona que no se deja pisar, mas cuidado la próxima no todas las personas que tropiezas pueden ser tan bromistas al respecto, por cierto las manillas de la puerta de aquella casa no son de oro como creías, adiós y cuídate en extremo Christine-.
-Además de estúpido loco también? Adiós señor- le respondí en tono de burla he ignorando que había acertado en lo de la manilla.
No pude evitar molestarme a pesar de que lo intente, creo que era un tipo de brujo o adivino para entender lo que pensaba no se me salía de la cabeza en el resto del camino, Natalie y yo fuimos a paso apresurado a la universidad y me preguntaba que me pasaba y le dije que le contaba al salir de clases de regreso que teníamos mas tiempo; al ser lunes ella salía una hora antes que yo y siempre me esperaba mientras merendaba algo o estaba junto a otros compañeros. Mi ultima clases es matemáticas como la odio, en las cosas que mas odio en mi vida a parte de sushi y de los libros de autoayuda en mi lista las matemáticas están de primera, siempre me he llevado de maravilla con las letras y palabras era de esperarse que las odiara; pero para ser sincera a pesar del odio que les tengo he pasado esa materia con muy buenas notas, si no entendía a la perfección una clase siempre sobornaba Luisa una compañera comprándole libros y dulces a cambio, ella es perfecta para el premio la nerd del año aunque tiene un noble corazón. La clase ha terminado y salgo casi corriendo de ella, por fortuna el trabajo dieron prorroga a la siguiente semana y me daría chance de intentar hacerlo, busco a Natalie en la cantina que de seguro se esta tomando un chocolate caliente con el frio tan punzante que estaba haciendo. Acerté mi sospecha, ahí estaba con los cachetes rojizos por el clima.
-Natalie te puede quedar en mi casa hoy? Así me ayudas con el trabajo que tengo pendiente y te cuento las cosas detalladamente porque tengo mucho que contarte y preferiría que no fuera aquí-.
-Tiene que ser hoy? Bueno si puedo pero el trabajo lo haces tu, eso de ayudarte me da demasiada flojera y lo sabes Christine- me respondió entre risas.
-No seas estúpida, era una excusa mas para que te quedes yo hago el trabajo pero quédate- le grite con una dramática y cómico acento.
-Vale, de aquí nos vamos a mi casa recogemos mis cosas y luego a la tuya-.
-Natalie oye, quien es ese señor? Ósea que hace aquí?- le susurre viendo al hombre que tropecé, estaba en el aula 114 para ser exactos en el escritorio.
-El? La verdad lo vi fue hoy y parece ser un nuevo profesor de lenguaje, o al menos eso escuche-.
-Estas segura? Profesor de lenguaje? Quien te lo ha dicho?- estaba un poco desesperada.
-Creo que lo dijo Ana o Estefania no lo se, por que? Que te pasa?- los ojos de Natalie estaban que explotaban de la curiosidad.
-Bueno es que no estoy segura pero creo que es un tipo de brujo o vidente, me lo he tropezado hoy temprano antes de buscarte y te podría decir que me leyó la mente un poco-.
-Brujo? Enserio? Jajajaja no me hagas reír con tus bromas-.
-De verdad Natalie no miento, tengo la certeza de ello vámonos a buscar tus cosas y te cuento mejor que va a oscurecer-.
-Esta bien te creo, pero es raro un brujo aquí y de paso profesor-.
La agarre de un tirón y nos fuimos, a los lejos sentía la fría presencia de su mirada en mi  literalmente logro que saliera corriendo de ahi.

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